lunes, 11 de octubre de 2010

escrito a deshora

Hay una especie de contradicción en ser lunes y víspera de fiesta. Hoy, casi jornada de reflexión en la agencia. La bella Zor y yo (podría ser mi hija; quizá por eso soy, a mi manera, cariñoso con ella) bajamos a tomar un café-café. Está bien esa tranquilidad que nos permite contestar mails eligiendo cada palabra, saboreando incluso el ritmo de la frase. Pero resulta difícil sustraerse a la sensación de que en días así nos sobra espacio, luces encendidas, ventanas a la calle... Deberíamos tener en cuenta estos momentos cuando maldecimos (con toda razón) prisas, excesos, aglomeraciones de trabajo, horas de más... ¡Ufff, qué peligro! ¿Me estaré volviendo de derechas? Por cierto, hace tiempo que me vengo preguntando qué es hoy ser izquierdas. Ser de izquierdas, según yo lo entiendo, es lo contrario al dogma, a quedarse uno quieto y dar por bueno lo que dábamos por bueno; es, sobre todo, hacerse preguntas, y estar dispuesto a responderse uno mismo con honestidad intelectual, y aceptarla, y asumirla, sea cual sea la respuesta. Sí, creo que ser de izquierdas consiste en replantearse uno todo permanentemente. Me viene ahora la letra de aquella canción: “que no, que no, /que el pensamiento / no puede tomar asiento, / que el pensamiento es estar / siempre de paso, de paso...” 

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