martes, 26 de octubre de 2010

casa de citas

Hoy me encantaría ser uno de esos tipos que salen a escena y, a falta de mejor cosa, empiezan a tirar de repertorio. "¿Saben aquel que diu...?" Dos horas después, el público está que se deshace de risa, ha consumido media docena de whiskys y ha visitado otras tantas veces al cuarto de baño. En mi agencia hay gente muy ingeniosa, eso no hay quien lo niegue; tanto es así que hace años empecé a tomar nota de ello en un bloc al que di el nombre, no demasiado original, de Casa de Citas. En él aparecen cosas divertidas. Por ejemplo, nuestra querida Zor tenía aquella mañana 24 años. Y ni uno más. Tras una reflexión de mucha madurez, sentenció: "Yo estoy vieja para mi edad." Otro día, mientras subíamos en ascensor, NP rompió el silencio: "Fran, qué alto eres; ¿cuánto pesas?" Recuerdo cuando un compañero del departamento creativo le espetó a otro: "¿Tú eres gilipollas... o es que te has tragao un payaso?" El mismo de la anterior pregunta se despachó con un adejtivo que hasta entonces no habíamos oído (ni hemos vuelto a oír): dolcegabanero. En una tarde de verano, creo que la terraza del Círculo de Bellas Artes, llegamos a la conclusión de que, en efecto, en esta vida era importante tener "un sexo sentido." En otra sentada alguno de nosotros creó una nueva acepción para el término guirigay: "maricón extranjero." En fin, hay páginas y páginas en nuestra Casa de Citas a las que poder recurrir en momentos (como el de ahora mismo) en los que este copy en crisis ni siquiera se acuerde de "aquel que diu..."

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