viernes, 2 de diciembre de 2011

un viernes es un viernes

Me escribe una amiga -una amiga que tiene la mirada del color del otoño profundo- y me dice que no puede evitar la sensación de que el tiempo la vive a ella y no al revés: "el tiempo me vive a mí", afirma. Claro. Es que eso es así, querida: el tiempo nos vive, nos usa, nos desgasta... El tiempo abusa de nosotros, aspira nuestro aire, se nutre de cuanto somos. Es inevitable recordar aquí aquellos versos tan célebres: "el tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; / es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; / es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El mundo, desgraciadamente, es real; / yo, desgraciadamente, soy Borges." Es un viejo tema, amiga mía. Quién transita a quién. ¿El ojo mira al cuadro o es el cuadro quien mira al ojo? ¿La flecha entra en el ave o el ave en la flecha? ¿Qué es antes, el nombre o lo nombrado? ¿Van los labios al beso... o es el beso quien busca los labios? Bueno, dejémoslo, que hoy es viernes y no hay por qué torturar a nadie haciéndole 'luz de gas' o cosas peores. Y además estamos ya en diciembre, se acerca la Navidad, la Gran Vía está hermosísima, las luces, los escaparates, Tony Bennett suena como nunca a sus 85 años, la mujer que amo me invita a cenar (no sé dónde, sorpresa) y por si algo faltara, de aquí en ocho días tenemos un Madrid-Barça que va a ser lo más grande que se haya visto desde la noche aquella en que Íker besó a Sara ante millones de personas... que se quedaron con la boca abierta. Con esto quiero decir que, sí, de acuerdo, la crisis (y sus valedores, claro, sus beneficiarios) hace lo que puede para ensombrecernos el día a día, para amargarnos un poco la existencia. Pero no. No nos dejamos. No estamos dispuestos. Al menos no por ahora. Y además hay unos vinos maravillosos contra los que nada pueden hacer la oscuridad, el frío... Por ejemplo, traigo aquí un vino altamente recomendable para un viernes de otoño a partir de las nueve de la noche: Licinia, 2008, de Bodegas Licinia. Para tomárselo con calma. Y a ser posible, en buena compañía. No es barato. Pero un viernes es un viernes.

1 comentario:

  1. Pues sí, que ruede el vino lento y en buena compañía la noche del mejor día de la semana, “san viernes” (es mi santo favorito, de los demás no practico), que para la filosofía e interrogaciones trascendentales, como para la ternura, siempre hay tiempo. Buen fin de semana. C.R.

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