lunes, 19 de diciembre de 2011

volver, volver

Sábado 17, a esa hora en que la tarde ya es de noche. Al llegar a la Plaza de las Descalzas, se impone una decisión drástica: la familia se separa (temporalmente); una parte se dirige a Cortylandia, apenas cincuenta metros más allá; la otra (o sea, yo) busca refugio en la Sala de las Alhajas, Fundación Caja Madrid. Atrás queda el bullicio, las voces, los colorines, las familias al completo, los villancicos... Huyendo de la quema, entro como alma que lleva el diablo en la exposición "Arquitecturas pintadas". Nada más ingresar en ese espacio de acogida encuentro asilo político, estético, emocional... en nada menos que La Serenísima República de Venecia: un maravilloso canaletto de buen tamaño me da la bienvenida al siglo XVIII. La mirada (y todo lo que va con ella) se pasea por Piazza San Marco, asciende al campanile, cruza los arcos del Palacio Ducal, escucha en los corrillos conversaciones, rumores, mercadeos, conspiraciones, maledicencias, voce di corridoio... La mirada discurre por el Gran Canal, contempla a su paso Rialto, Ca' Foscari, la Salute..., asiste fascinada a la fiesta del regreso del Bucintoro, se deja llevar por el sonido de los miles de remos que mueven las góndolas, las embarcaciones, en dirección a todas partes, con tantos afanes como almas abordo, como anhelos, como sueños, negocios, amores, arcos o ventanas que dan acceso a interiores secretos donde no entra la mirada del pintor, pero sí la imaginación del navegante, del paseante... que va de un cuadro a otro, de Canaletto a van Wirtel, a Bellortto, a Panini, a Marieschi, a Francesco Guardi. A continuación aparecen otras arquitecturas pintadas, otros lujos viajeros por las ciudades del Grand Tour: Roma, Nápoles, Florencia, Viena, París, Londres... incluso Madrid. Antes de abandonar la sala y salir a la intemperie, me acogí de nuevo a sagrado (a sacro-profano) y regresé por unos minutos a La Serenísima. Hacía una mañana estupenda, un mediodía luminoso en canaletto. Quiero volver. Tengo que averiguar cómo salen de precio dos pasajes Madrid-Venecia en low cost.

3 comentarios:

  1. Las experiencias vividas se me mezclan con las fotos, las películas, las lecturas. Venecia la he visto, pero creo que no soy objetiva con mi recuerdo. Estaba demasiado cansada y borracha de tantas cosas, era más joven, de viaje universitario, de vuelta ya. Creo que mi cabeza no podía más. Ahora ya procuro dosificar. Y sigo viajando con libros, películas, exposiciones, sin esperas ni ruidos, como cuando miraba mi plano de Europa pegado en la pared de mi piso de estudiante.

    Saludos Camino

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  2. Fotos, cuadros, lecturas, recuerdos, sueños, olvidos... todo eso constituye biografía y hace Camino. Y además, alguien dijo algo así como que las cosas no son como se viven sino como se recuerdan. Sigue viajando con libros, películas, exposiciones, o como tú quieras. Y si puede ser, cuéntanoslo. Si te apetece, claro. Luis.

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